domingo, 14 de diciembre de 2014

Olé: ¿Se va Penco?


14-12-2014
Favio Verona Fverona@ole.com.ar

El delantero que más le rindió al Rojo sabe que Jorge Almirón no lo quiere y, si bien le quedan seis meses de contrato, dejaría el club.

Opuso resistencia, pero la demoledora prepotencia de los hechos se impuso con la autoridad que conceden los goles y lo empujó a tomar una decisión que iba a contramano de sus ideas: ponerlo. No hace falta incurrir en rodeos ni insinuaciones: Jorge Almirón nunca quiso a Sebastián Penco. Interpretó que sus limitaciones técnicas fuera del área le impedirían integrarse al circuito de juego y que conspirarían contra el funcionamiento colectivo que él pretendía desarrollar. El delantero siempre bajo la lupa, acorralado por la obligación de sortear un obstáculo más que el resto, cercado por la impaciencia de un técnico que no tuvo el mismo criterio de evaluación ni los mismos márgenes de tolerancia con él que con el resto. “A Almirón le meto presión con goles”, le dijo Penco a Olé , cuando comenzaba a gobernarlo esa extraña aleación de desazón e incredulidad por un trato que su criterio era injusto.
Fueron sus gritos ante Olimpo, Racing, Defensa, Arsenal y Lanús los que le sellaron el pasaporte hacia la titularidad. En términos de productividad, Penco fue el punta que más le rindió a Independiente y el que menos oportunidades tuvo. Los números lo reflejan: metió 10 goles en 18 PJ de titular. El último semestre del año fue una remake del primero, cuando al Rojo lo dirigía De Felippe: Penco pasó del destierro a ganarse un lugar a fuerza de goles cruciales. Pero lo más probable es que esta vez el desenlace sea otro. Al delantero no lo deja tranquilo convivir con la certeza de que ya le están buscando un reemplazante. No quiere arrancar otra vez corriendo de atrás. No está dispuesto a permitir que, a sus 31 años, otro almanaque se escurra mientras él permanece sentado estoico en el banco. Y tanto Huracán como Olimpo lo tienen en la mira.
Penco nunca respondió cuando el DT puso en marcha el mismo mecanismo de desgaste que implementó con Daniel Montenegro. Una estrategia que consistió en sacarlo ante el menor período de sequía (lo reemplazó en cinco de los siete partidos que jugó de titular en el torneo). Ni siquiera eso perturbó su tranquilidad. “Penco es un jugador importante, pero acá el que decide soy yo”, bramó Almirón, hastiado por las preguntas que giraban en torno a la situación del nueve. El proceso de erosión obró como una bomba de efecto retardado. Hoy, al goleador le quedan seis meses más de contrato. Lo que ya no le queda es paciencia.

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