Sin una solución definitiva en el conflicto, el club le avisó a Daniel Montenegro que tendrá que entrenarse con la reserva./ Por Francisco Schiavo|LA NACION.
Independiente jugó fuerte apenas unas horas después de que el presidente Hugo Moyano dijera que el caso Montenegro iba a resolverse de la mejor manera y sin afectar a nadie. Demasiado fuerte. La intención de separar definitivamente del plantel a Rolfi llegó con una carta documento en la que el club le dice que ya no podrá entrenarse con el plantel de primera división, en Pilar, tras el regreso de Mar del Plata. Sí, en caso de aceptar, podrá quedarse con el resto de los jugadores marginados o con la reserva, en el predio de Villa Dominico.
El jugador analizaba los próximos pasos con su familia y sus allegados, aunque se estima que mantendrá la postura y que tratará de cumplir el contrato hasta diciembre de 2015. Lo mismo sucedió con Federico Insúa hasta que se acordó la rescisión del vínculo y Pocho, finalmente, se fue a Millonarios, de Colombia. El club nunca estuvo en falta porque le abrió las puertas, le dio ropa, y puso médicos y preparadores físicos a su disposición. Habrá que ver, además, si Montenegro sigue tolerando los desplantes o si encuentra algún argumento legal que lo fortalezca.
"La situación de Montenegro no puede estirarse más", había dicho Almirón antes del viaje a Mar del Plata, en la primera aparición pública después del conflicto. Fue el mismo entrenador el que había visto de reojo el cariño de la gente hacia el futbolista, el sábado pasado, en el amistoso con Cerro Porteño. Quería al jugador lo más lejos posible antes de que llegaran los primeros resultados de verano. Sabe que las victorias lo dejarán un tanto más tranquilo y que las derrotas potenciarán los reproches con la sombra de Rolfi revoloteando por ahí. "La comisión directiva acompaña las decisiones del técnico", aceptó el vicepresidente Noray Nakis, en TyC Sports. Aunque no todos los dirigentes están de acuerdo con la exclusión del atacante. Mucho menos con los modos y las formas con los que se lo apartó.
El plantel, en tanto, sigue inquieto aún a la distancia. A varios jugadores no les cayó bien la situación de Montenegro -tampoco la de los otros compañeros-. Ellos, aunque mantienen el bajo perfil por un pedido de los dirigentes, también esperan una solución definitiva cuanto antes, si bien el viaje a Mar del Plata descomprimió un poco el nerviosismo.
Cada movimiento se analiza como un juego de ingenio y desgaste. Lo hizo Montenegro cuando se presentó como si nada en la concentración en Pilar, en el regreso a los entrenamientos. Vale recordar que varios de sus compañeros, directamente, fueron enviados a sus casas. Lo hizo Almirón, que dio una conferencia de prensa con un pie en el estribo del ómnibus que lo llevó a Mar del Plata. Y lo hicieron los dirigentes, que dejaron trascender lo de la carta documento con el entrenador y el resto del plantel bien lejos de Villa Dominico, donde ayer Rolfi se entrenó solo.
Lo más fácil sería que el jugador consiguiera otro club. De hecho, se supo del interés de Américo Gallego para llevarlo a Newell's o de algunos contactos informales con Vélez y con Lanús. Pero Montenegro, en principio, no desea irse de este modo ni mucho menos resignar dinero después de cómo se sucedieron los hechos. Ya lo dejó en claro su representante, Alejandro Bouza, cuando nació el cortocircuito: "Hace seis meses [en julio de 2014] firmaron la renovación de contrato. Él no se quiere ir y si lo quieren echar, deben abonarle lo que le corresponde".
Nadie hubiera imaginado hace un tiempo un final tan tenso entre Independiente y Daniel Montenegro. En realidad, el final todavía no se distingue.
Cuando la barra de los Rojos se cruzó con el plantel de Racing
La barra brava de Independiente agitó la rutina en Mar del Plata. Pese a que estuvo controlada por la policía, hubo un momento tenso rumbo al estadio. En el camino pasó por el predio de Kimberley, de donde justo salía de entrenarse Racing. El alboroto fue aplacado ni bien empezó. Eso sí: el vehículo de la Academia debió refugiarse en el club. Junto con su líder, Pablo "Bebote" Álvarez, los hinchas cumplieron con los procedimientos de seguridad de rutina.
De refuerzos y un reclamo de deuda
Mientras negociaba por Diego Rodríguez, de Godoy Cruz, que hoy llegaría, Independiente se enteró del reclamo del manager del juvenil Christian Ortiz por una deuda de US$ 450.000. Se sugirió un pedido de quiebra, rápidamente desestimado.

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