domingo, 11 de enero de 2015

La Nación pone el foco en Jorge Almirón



Jorge Almirón: un DT que tiene que entrar en el

 corazón de la gente

Por Francisco Schiavo  |  canchallena.com
Pese a la buena campaña, los hinchas de Independiente nunca se alinearon 
con él; el caso Montenegro lo condiciona
11.01.2015 | 23:18
Todo le costó demasiado. Jorge Almirón no se ganó de entrada a la gente de Independiente . Tampoco en el medio. Mucho menos al final. Lo miraron de reojo, incluso, habiéndose declarado un confeso hincha de los Rojos, tras el paso por Godoy Cruz.
Llegó con la fama de hombre duro y enrolado detrás de las ideas de Ricardo Lavolpe, con poco carisma y sin un discurso grandilocuente. No fueron suficientes las actitudes ofensivas ni la muy buena campaña en la vuelta a primera, con 33 puntos que le valieron la cuarta posición. Todo estuvo bien hasta que surgieron las diferencias con los referentes. A partir de entonces hubo problemas de piel. Que los titulares, que los cambios o que la estrategia. Nada alcanzó.
Hoy todos miran al entrenador. Sus gestos, su tolerancia, con un caso emblema: el de Rolfi Montenegro, marginado desde principios de 2015. En Independiente, es uno u otro: el técnico que tiene el respaldo de Hugo Moyano o el futbolista emblema de los tiempos modernos. No queda espacio para ambos. Lo cierto es que, bajo la mirada de los hinchas, Almirón quedó condicionado. Se habla de un plantel dividido que no sabe bien para qué lado tirar. En realidad, sí sabe... Habrá que esperar. ¿Cómo podrá ganarse a los hinchas el técnico? Como todos: con victorias. Eso sí: los resultados en el verano serán fundamentales para una parte y otra.
No le será fácil a Almirón poner a la gente de su lado. No hizo falta más que abrir las puertas del amistoso ante Cerro Porteño para que los hinchas le manifestaran cariño a Montenegro. El entrenador y los autoridades del club siguieron de reojo la secuencia. La convivencia será imposible. Tanto que los dirigentes quieren rescindir cuanto antes el contrato de Rolfi, que, en principio, no viajará a la pretemporada en Pinamar. Nadie quiere más muestras de afectos para el jugador ni presión en el Libertadores de América, ya en la competencia oficial. La imagen debilita la convicción del DT y el espaldarazo de los dirigentes. Tampoco quieren el reproche político después de las abruptas salidas de Federico Insúa y de Gabriel Milito, ex coodinador de los juveniles. Nada tuvo que ver Almirón, pero el remolino arrasa.
El público de Independiente no es fácil. Ya lo comprobaron otros DT que, en los últimos años, nunca escucharon aplausos. "Haga lo que haga, nunca voy a entrar en el corazón de los hinchas", dijo Osvaldo Piazza, en 2001, cuando las comparaciones con Carlos Bianchi por su comunión en Vélez eran inevitables. Oscar Ruggeri también la pasó mal. Reemplazó al campeón Américo Gallego, en 2003, y el estadio de la Doble Visera siempre le fue esquivo. Bajo su mando debutó Sergio Agüero. Pero ni con eso alcanzó. La gente de los Rojos tampoco toleró a Osvaldo "Chiche" Sosa, acostumbrado a salvar los equipos del descenso. No se sintieron cómodos con él. Ni él con ellos. Fue en 2003, cuando Independiente no tenía rumbo. Tampoco aceptó a Julio César Falcioni, pese a la buena campaña en el Apertura 2005 y a haber consolidado a Agüero y a Oscar Ustari en la primera.
Nunca fue fácil la relación entre la tribuna y el banco de los suplentes. Hubo un gran ida y vuelta con Américo Gallego, el último campeón en un torneo local, el Apertura 2002, pese a la campaña que terminó con Independiente en la B Nacional en 2013. También con Antonio Mohamed, ganador de la Copa Sudamericana 2010, y con Pedro Troglio, que peleó el Apertura 2007. Otros estuvieron protegidos por la historia, como José Pastoriza, Daniel Bertoni, Jorge Burruchaga, Miguel Ángel Santoro y Cristian Díaz, que empezó bien y que, al final, desbarrancó. También estuvo a salvo Claudio Borghi, pese a su simpatía con Racing, o, en su regreso, Miguel Ángel Brindisi, que sufrió un descenso inevitable.
"Los futbolistas son difíciles. No les gusta que les estén encima. Nosotros no nos metemos en las decisiones del técnico, como tampoco permitimos que se nos metan en las decisiones institucionales", dice alguien muy cercano al presidente Hugo Moyano. Almirón tiene que ganar. No sólo puntos..

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