domingo, 9 de marzo de 2014

Crónica de un infierno anunciado


La derrota contra Huracán, jugando nuevamente muy mal, es algo que, a quienes venimos analizando este presente de Independiente, no nos toma de sorpresa.- Es más, hace tiempo que venimos advirtiendo que la absoluta impericia, sumado a la enorme inacción de una dirigencia impresentable, ignorante de su rol y aterrizadas desde lo desconocido sin aprendizaje ni base, conducirá al club hacia su destino más temidos.
No hace falta ser demasiado inteligente para darse cuenta de que el plantel de Independiente es de una pobreza técnica franciscana. Es una mezcla híbrida de dos clases de jugadores: 1) un grupo de players que si bien han sido virtuosos en otros tiempos, hoy el lógico proceso biológico de la edad que avanza los va limitando desde lo físico y desde el rendimiento constante.- Aquí podemos incluir a Insúa, Montenegro, Morel, Tula, Zapata, etc.- 2) Un grupo de jóvenes de inferiores que no son para nada talentosos y que uno no se explica como pueden estar en Independiente, como Villalba,  Benitez, Cáceres, etc.- 3) Otro grupo de jugadores de mediana edad, pero cuya carrera ya puede ser tildada de fracaso, como Vallés, Fredes, Mancuello, Penco, Menendez, Velazquez, etc.- Este mezcla híbrida no da como resultado un equipo consistente y confiable, sino un team con altibajos. Cuando todo funciona bien se puede llegar, no sin esfuerzo, a ganar algún partido en una divisional mediocre como el nacional B. Pero no siempre todo funciona bien. Cuando eso ocurre, la derrota es algo que no debe sorprender.
La dirigencia desarmó un momento anímico favorable que el equipo arrastraba desde 2013, cuando logró enhebrar unas cuantas victorias seguidas.- Para eso, desoyendo a De Felippe, se encargaron de seguir endeudados con el plantel (deben Noviembre, Enero, Febrero) y crear rispideces contratando al mismo tiempo a un jugador que el técnico no pidió  (Insúa) comprometiéndose a pagarle una fortuna enorme. Como para generar resquemores en el plantel entre jugadores que no cobran y otros que cobran fortunas. Esta división del vestuario, también está mostrándose en la cancha, con jugadores que bajaron drásticamente su nivel. Algunos exaltados piensan que directamente no quieren ganar como consecuencia de que no se les paga. ¿Será así?
Ayer, el clima ya venía caldeado con algunos afiches que aparecieron en Avellaneda, publicados por el grupo MOVIMIENTO INDEPENDIENTE EXIGENTE, uno de los pocos grupos que tiene claro que es Independiente y como piensa un genuino hincha de esta gloriosa institución. Siguió con banderas dadas vuelta en señal de repudio, y durante el partido surgieron desde la norte cantos contra los jugadores y también contra la dirigencia ( "Che Cantero, la c de tu m, a ver si te das cuenta que no te quiere nadie" o "El rojo va a salir campeón el día que se vayan todos los hdp de la comisión") primeramente callados por el sector Sur al foquístico grito de "Dale rojo", pero que con el correr del partido abandonaron su testaruda defensa de lo indefendible y terminó todo el estadio reprobando a un equipo destruido. Los repudios a la dirigencia siguieron el la zona de palcos de la Erico, donde pidieron a los gritos la renuncia de Cantero, en tanto que, se dijo, algunos miembros de una agrupación política juvenil vinculada al Gobierno Nacional intentaba callar a quienes se manifestaban contra su presidente preferido. Hubo tambien reprobaciones a los jugadores, inclusive lamentables connatos de agresión de parte de algunos jugadores contra algunos hinchas.
¿Que se vió en la cancha? Un equipo lento, sin ideas, sin generación de juego, inseguro en defensa y sobre todo bajo de estado anínimo, que no fue capaz siquiera de aprovechar un penal y que se desplomó ante la primera adversidad padecida. Sin soluciones ni dentro de la cancha ni tampoco desde el banco. Y con jugadores que se retiraron silbados, pese a la notable voluntad de festejar algo que el hincha racinguizado evidencia.-
El horizonte es negro, ya que asoma Bánfield, el equipo hidalgo puntero, a quien visitaremos en su reducto de Peña y Arenales.  Con este plantel, quienes siguen sosteniendo que el equipo va a ascender, realmente exhiben un optimismo empedernido. Aprovechando la mediocridad de la categoria (una magra cosecha de 5 puntos sobre 18 no nos ha hecho perder todavía el tercer puesto) quizá pueda seguirse a los tumbos ganando alguna vez y perdiendo otra. Pero asegurar que el ascenso es algo ya capitalizado, es por lo menos apresurado.

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