Clarín.- Más de cuatrocientos partidos, quince años jugando en Primera División, y una personalidad a prueba de balas. A priori, Cristian Tula tiene atributos de sobra para ser el capitán de Independiente, se sabe. Pero los hinchas del Rojo arden de la bronca, porque anoche, Tula volvió a tener una noche negra que le facilitó el triunfo a River.
Cuando Independiente estaba en partido, e iba a buscar el empate ante un River confundido, Tula cometió un error imperdonable: intentó darle un pase al Ruso Rodríguez, pero se quedó corto, y la pelota la interceptó Teo Gutiérrez, que puso el 3 a 1 parcial. Y en el gol de Rojas, el rechazo defectuoso también fue suyo. No le salió una.
Había hecho un esfuerzo grande para jugar, ya que tuvo que infiltrarse por un golpe en un hombro y en el homóplato que sufrió en el partido ante Quilmes, donde jugó los últimos minutos de “9”. No debería haber jugado. Pero quiso estar. Y la pasó mal, como todo Independiente. Tula venía de cometer un penal ingenuo ante Quilmes.
¿Jugará ante Central? Será vital si evoluciona bien de sus molestias. Deberá seguir remándola Tula en Independiente, y tratar de borrar este manchón. Así y todo, aún los hinchas no le perdonan la distracción fatal en el gol de Gimnasia de Jujuy: mientras él se acomodaba las medias, Matías Quiroga cabeceaba al gol en la Tacita de Plata.
Igual, si es por repartir culpas, Almirón no cumplió con el “golpe por golpe” que había prometido en la semana. Y encima puso de entrada al golpeado Breitenbruch, que se resintió de su lesión.
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