sábado, 1 de noviembre de 2014

LA NACION: Moyano empieza a sentirse a gusto.


Moyano empieza a sentirse a gusto.
 

Por Francisco Schiavo|"LA NACIÓN".
 
Hugo Moyano era una incógnita como dirigente deportivo. Nadie cuestionaba su poder. Tampoco su influencia ni los lazos comerciales y políticos que ya benefician a Independiente. Sí flotaba la duda sobre cómo haría pie en un club cuya única escenografía era tierra devastada. Cómo convivirían en su agenda funciones tan diferentes. Cómo se manejaría en un mundo, en gran parte, ajeno. Cómo se llevaría con entrenadores, jugadores y representantes. Cómo encajaría con sus pares en una comisión directiva con ideologías para todos. Pero el líder de la CGT opositora avanzó sin fijarse a los costados y cada vez se siente más cómodo al frente del "Orgullo Nacional". Así define cada dos por tres a los Rojos porque es una de las formas que más le gustan.
 
Hugo ya había tenido contacto con la política de Independiente: había colaborado con la gestión de Julio Comparada, que mandó en el club entre 2005 y 2011. También lo hizo su hijo Pablo, hoy vocal 2° y presidente de Atlético Camioneros, fundado en 2009 y que participa en el torneo Argentino B. Aunque nada se acerca siquiera a lo que vive hoy Moyano. Él se "ocupa de todo", como contó en el programa partidario "De la cuna al infierno". No siempre de manera presencial, ya que delega algunos temas y luego sube o baja el pulgar. Eso sí: sobrevuela como un satélite por cada uno y siempre le llega la fotografía de mayor calidad.
 
Jugó fuerte cuando con un sutil movimiento de muñeca forzó la salida de Omar De Felippe y contrató a Jorge Almirón como DT. Porque los socios, a los que muchas veces llama "compañeros" por estar enfrascado en los temas sindicales, desconfiaron. Moyano estaba al tanto de que, pese a que arrasó en la votación de julio -¡cuánto pasó en tan poco tiempo!-, no tenía una buena imagen entre la masa. Si hasta había sufrido algún entredicho con los hinchas pese a que acercó donaciones para los sueldos en el peor momento en la B Nacional, cuando fue un colaborador externo y exigió la ida de Javier Cantero.
 
El presidente seguirá sin sobresaltos si cumple con un postulado fundamental: jamás subestimar la pasión porque el fútbol transforma hasta la mente más racional. Los domingos les salen garras a los que de lunes a sábado usan la galera del Dr. Jekyll. Ése es el punto exacto en el que suelen aturdirse los dirigentes. Él lo sabe. Tomó una decisión extrema, como marginar a Federico Insúa, pero jamás se permitiría, por ejemplo, no solucionar el contrato de Federico Mancuello, emblema de los tiempos modernos. Pese a que podrá despotricar públicamente a modo de presión -en su voz o la de terceros-, sabe que las consecuencias le traerían demasiados problemas. Hoy lo satisface que, lentamente, entra en el corazón del hincha. Se ilusiona con pelearle el título a River, pero lo desvela la Copa Libertadores. Hugo Moyano está cada vez más a gusto.
 
"LA NACIÓN"
 

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