28 de Febrero de 2015
Entrevista / Javier Cantero
“Me dicen boludo por no ser ladrón”
El ex presidente de Independiente cuenta cómo fue su vida mientras conducía el club y peleaba contra los barras. “El descenso es una mochila muy pesada que se me va a ir el día que me muera”, dice. Acaba de escribir un libro.
En el centro - Javier Cantero recibió a El Gráfico Diario en su oficina para hablar del pasado, el presente, el futuro, Independiente, la dirigencia del fútbol argentino, la violencia y todos los temas que interesan.
Javier Cantero ya no necesita pastillas para dormir, las abandonó apenas se alejó del fútbol. El sueño ahora no le resulta un momento maldito como le pasaba mientras era presidente de Independiente, cuando las pesadillas eran cotidianas durante las noches pero también durante los días. Volvió el buen sueño y volvieron otros asuntos de la vida que habían quedado abandonados por las tareas como dirigente. Cantero dice que hasta se le fueron los síntomas físicos, los dolores que sintió durante los dos años y medio en los que estuvo parado en el centro del ring del fútbol argentino.
Dos asuntos marcaron su paso por Independiente: su pelea con la barrabrava, por la que no pocos le pusieron un traje de héroe, y el descenso del equipo, por el que no pocos lo condenaron como si se tratara de un demonio. Lo que nadie puede reprocharle son actos deshonestos o maniobras de corrupción. No suele ser poco eso para un dirigente de fútbol.Casi un año después de haber dejado el club, ahora en manos de Hugo Moyano, uno de sus adversarios políticos internos, y con la vuelta a pleno de los barras que él mismo había enfrentado, Cantero publicó “Contra el sistema”, una novela en la que a través de la historia de un dirigente relata todo lo que sucede en el submundo de la pelota, lo que no se muestra por televisión. Todo eso que él mismo vivió, aunque se cambien los nombres y todo se cuente como una ficción.
–¿Quién es Víctor Abascal, el protagonista del libro?
–Es un presidente de un club, que podría ser cualquiera, y que empezó con muchísimas ilusiones y después fue descubriendo un sistema que desde afuera no se ve. Son decisiones que se toman entre cuatro paredes o se razonan en una cochera con cincuenta tipos que te están esperando, por eso el subtítulo es “El lado oscuro del fútbol”. Algunos dicen que Abascal es mi alter ego (ríe). Soy de los que piensan que los que escriben ficción escriben una gran parte de su realidad. Y este libro no es la excepción.
–¿Por qué elegiste la ficción?
–Me permitió jugar un poco más. Me pareció más creativo. Y por otro lado, hay algunas cosas que se cuentan ahí, anécdotas que me han pasado, que si las ponía con nombre y apellido corría algunos riesgos judiciales, económicos o físicos.
–El libro finalmente es una descripción de cómo funciona el sistema del fútbol, ¿fue esa la intención?
–Sí, es que es así. Uno podría haber arreglado mejor las canchas de entrenamiento si aceptaba las coimas que me daban los representantes. Y en el mejor de los casos porque estaba aceptando las coimas para ponerlas en el club. Hay muchos otros que no las ponen en el club. Los representantes se enojaban cuando me negaba a eso. En el sistema no podés sacar los pies del plato. Yo lo hice y eso me jugó en contra. Incluso cuento en el libro cómo a quien todos creían que era mi gran enemigo, el jefe de la barra brava, lo salvé para que no vaya preso.El sistema indicaba que si yo quería avanzar tenía que acceder a lo que me estaban pidiendo.
–Lo que contás es que te ofrecen plantarle cocaína a Pablo “Bebote” Álvarez, que en el libro se lo reconoce como Alcides, ¿es así?
–Sí, un ídolo del club me trajo a un comisario general, que me propuso sacármelo de encimapara lo que quedaba de mi mandato. “Le ponemos cocaína en el auto, lo detenemos y le pagamos a la 1° de Avellaneda”, me dijo. Yo no iba a hacer eso. Hubiera sido convertirme en lo mismo que eraél. El personaje, Alcides, nunca se enteró de eso. Pero me debe una.
–Revisando tu actuación, lo que se advierte es que la barra nunca desapareció. Se habrá alejado de la cancha, pero siguió organizada. ¿Es imposible terminar con una barra?
–Totalmente lo contrario. Lo que nosotros hicimos fue la demostración de que se puede terminar con la barra. Durante dos años y medios tuvimos aplicado el derecho de admisión. Ahora, si todos los clubes hicieran eso sería mucho más fácil. Si lo hacés solo el que queda expuesto sos vos. Algunos dirigentes pensaban que los dejaban expuestos. No, me dejaron expuestos ellos a mí.
–Decís que la Policía es uno de los peores enemigos que tuviste, ¿por qué?
–Porque la policía y la justicia son quienes te deben defender. De la barra ya sabés que tiene malas intenciones. Pero si policías, jueces y fiscales están más cerca de la barra, estás rodeado. Una vez me dijeron que tenía que amigar a los jefes, que estaban peleados. ¿Cómolo hacía? ¿Con un asado en mi casa? Lo que querían era sacarme la foto con los capos de la barra.
–¿Y el poder político qué papel jugó?
–Hubo dos caras en muchos casos. Tipos que vinieron a sacarse una foto, con un discurso correcto, y después sabías que maneja la barra de otro club. Pero no fueron todos los casos iguales. Cuando una noche 200 barras rodearon mi casa llamé a Alejandro Granados (ministro de Seguridad de la Provincia de Buenos Aires) y a los 15 minutos estaba lleno de policías. Por eso no me gusta generalizar. Juan Manuel Abal Medina tuvo conmigo gestos que yo no voy a olvidar jamás. Y lo mismo puedo decir de Gabriela Michetti, que fue muy solidaria conmigo, o de VictoriaDonda. No fue sólo un palo político.
–¿Te sentiste solo?
–La comisión directiva respaldó y la mayoría se quedó hasta el final.
–¿Tenés críticas hacia ellos?
–Hubo quienes vinieron porque sabían que ganábamos, se querían subir, y fueron los primeros que renunciaron.
–¿Y sobre los se quedaron después de tu renuncia?
–Yo no compartí que les levantaran el derecho de admisión a todos los barras. Pero ellos sostuvieron que tenían que dejarle el camino libre a quienes vinieran para que tomaran las decisiones que correspondían.
–Cuando todavía eras presidente también levantaste algunos derechos de admisión, ¿no pusiste un freno ahí?
–Eso lo dijeron los periodistas. Y me gustó que lo dijeran, porque desnudó lo que son los que dijeron eso. Me tenían como un puro. Ahora, levanté el derecho de admisión a dos tipos que no eran los jefes de la barra y dijeron que había aflojado.
–¿Por qué decidiste eso?
–Porque correspondía. Se habían peleado por una bandera, no era un problema grave. Y se lo levantamos con la condición que los expulsábamos si reincidían.
–¿Pero si no vas a fondo te terminás equivocando?
–Yo fui a fondo. Lo que pasa que para manejar tenés que usar la derecha y la izquierda. Es un manual. Había tipos que no iban a entrar nunca más, como Bebote y otros. Ahora, si hay otros que cometieron faltas menores no les podés dejarlos afuera de la cancha para siempre. Me dicen que aflojé, pero terminé con 200 tipos rodeándome la casa. ¿Qué es eso?
–Estuviste amenazado mientras fuiste presidente, ¿las amenazas siguieron una vez que te fuiste?
–No, fue increíble. Al otro día no recibí más un mensaje. Si te mostrara mi celular tenía llenos de mensajes amenazantes. Pero después de eso no pasó más nada.
–-El libro es muy crítico del periodismo, le dedica varias páginas, ¿cómo fue tu relación con el periodismo?
–Hubo de todo. Conozco periodistas que son bárbaros, pero también es un gran show, un gran negocio. Lo importante es vender, hacerse famoso, eso hizo mucho mal al periodismo.
–¿Criticás el lugar que se la da a los barras en la prensa?
–Es que le dan un lugar de actor en el fútbol cuando es un marginal. Le dan un lugar importante. Del periodismo en general, y del deportivo en particular, no me quedó una buena imagen.
–A su vez, la exposición que te daba el periodismo parecía una cobertura ante las amenazas, ¿no lo veías así?
–-Pero cómo iban a decir que estaban en mi contra y a favor de la barra. No era políticamente correcto. Y no les pagábamos a los periodistas. Entre las denuncias que hicimos ante la justicia estaba cuánto se llevaban los periodistas, todo por escrito.
–¿Era plata en negro o pauta publicitaria?
–Las dos cosas. Si un programa de periodistas de Independiente se nutre del dinero del club es difícil que salgan a hablar mal de la dirigencia. Esos son los periodistas que después me mataron.
–¿Extrañás algo de ser presidente de Independiente?
–Nada. Te juro que absolutamente nada. Quizá porque la pasé muy mal, porque no dormía bien, y ahora mejoré la salud, volví areencontrarme con mi mujer. Estoy disfrutando mucho esta etapa.
–¿Pensás en algún momento para qué me metí en esto?
–No, porque la vida es una sucesión de hechos irrepetibles. No es ciencia ficción que volvés para atrás. Hice todo lo posible, y la gente me trata muy bien. Está el futbolero que quiere ganar con la mano, pero está el otro que ve el fútbol por divertimento y no está dispuesto a matar para que el equipo gana.
–¿Qué perdiste en ese tiempo que ya es irrecuperable?
–Tengo una mochila muy pesada que es el descenso, y que se me va a ir el día que me muera. Pero que hasta ese día la voy a tener que llevar conmigo.
–¿Te pesa mucho?
–Sí, porque yo también soy futbolero y sé lo que significa eso. Te quita un poco de peso saber que hiciste todo lo posible y saber que no fuiste un ladrón, que no fue que trajiste jugadores para robar y entonces te fuiste al descenso; es decir, que las consecuencias de tus malos hábitos te llevaron a eso.
–¿Esa mochila te pesa más cuando ves a Independiente?
–No, veo el fútbol mejor que antes de ser presidente. En los dos años y medio que estuve no falté nunca a un partido. Estuve en todas las concentraciones con los jugadores, viajé con ellos en el micro y estuve en el vestuario antes y después de los partidos. Por eso también lo del libro. Fue para hacer catarsis y también para que la gente vea que no es todo como lo pintan; que si me manejé mal en ese ámbito, lo admito. Pero me gustaría saber qué hubieran hecho otros en mi lugar. Porque me dicen que soy ingenuo. ¿Cómo es? ¿Hay que pagar para ganar?
–¿Vas a volver a la cancha?
–Sí, aunque no es que no puedo vivir sin ir a la cancha. Pero en algún momento voy a volver.
–¿Ahora todavía está todo muy caliente?
–Para ser sincero, hoy en día no tengo ganas. Pero tengo hijos y nietos, y me gustaría llevarlos en algún momento.
–¿Cómo te tratan los hinchas de Independiente?
–Me tratan bien. Gracias a Dios. –Pero alguno te debe hacer un reproche.
–Desde que me fui, una sola vez. Cerca de mi oficina, uno venía por la calle y me gritó. Me quise parar para hablar con él, pero siguió caminando y no paró.
–¿“Ladrón” no te gritan?
–No, es más, me dicen boludo por no ser ladrón. Ese es el tema.
–¿Comprendés que hay hinchas de Independiente que no quieren a Bebote, que no quieren a la barra, pero que son críticas con tu gestión?
–Depende cuáles seanesas causas.
–Pueden evaluar que hiciste una mala gestión y que eso derivó en el descenso.
–Nosotros descendemos con un equipo que lo quería todo el mundo. Cuando lo traje las críticas eran acerca de dónde sacaba la plata. Si vieras lo que decían algunos en Twitter cuando trajimos a esos jugadores y ahora lo releyeran no lo podrían creer.
–¿Tenés algún futuro en el fútbol o en la política?
–Ninguno. Siempre se dijo que yo tenía aspiraciones. Tengo ideología, he militado, he ido a marchas. Pero ya está. Quiero tener una vejez tranquila.
En frases
“En el sistema no podés sacar los pies del plato. Yo lo hice y eso me jugó en contra.”
“Podría haber arreglado mejor las canchas de entrenamiento si aceptaba las coimas que me daban los representantes.”
“Lo que nosotros hicimos fue la demostración de que se puede terminar con la barra.”
“Algunos dirigentes pensaban que los dejaba expuestos. No, me dejaron expuestos ellos a mí.”
“No tengo ningún futuro en el fútbol ni en la política.”
“Grondona me dijo que arreglara con Moyano.”
Fuente: EL GRAFICO DIARIO.
Tuviste una oferta para arreglar que Independiente no descendiera?
–Sí, por supuesto. Pero no sabés si es una chantada. No entramos en eso. Hicimos todo lo posible y más, como dar premios especiales. Pero eso no.
–¿Qué rol jugó Grondona en tu gestión?
–Siempre tuvo un trato afectuoso conmigo, me recibía en su casa, con su familia adelante. Antes del partido Quilmes-Racing le advertí: “Todo el mundo dice que Racing va a ir para atrás”. Y me pidió que ese tema se lo dejara a él. Se lo dejé. Después tuve que ir a declarar a la justicia por esa cuestión. Otro tema fue el de la plata. Después me dijo que arreglara con Moyano. Me senté a hablar con ellos, pagué un costo político. Pero querían manejar el fútbol y las finanzas. Les di la llave, ¿para qué me iba a quedar?
–Ese es el manejo que solía tener Grondona
–Yo hablaba bien de Grondona porque nuestra estrategia era no llevarme mal con la AFA. Nos estábamos yendo al descenso y ya nos habíamos peleado con Bebote y con la policía. No nos podíamospelear con la AFA. A mí nunca me han escuchado públicamente hablar mal de Grondona. Y él era un encantador de serpientes, te trataba bien. Una vez me dijo: “Mirá, cuando te vayas vas a quedar bien en el fútbol”. “Pero me fui a la B, Julio”, le contestó. Y él respondió: “Pero todo el mundo sabe que fuiste honesto y eso es una escarapela muy grande”. Entiendo que lo creía sinceramente. Él les conocía las costillas a todos, si te daba un cheque sabía hasta dónde lo ibas a cambiar y si te quedabas con los intereses.
–¿Vos creés que Moyano estaba atrás de Bebote?
–No lo sé.
–¿Y cuando lo ves al frente del club qué te pasa?
–Está bien, lo eligieron los socios. Y yo no voy a hacer nada ni a decir nada para que les vaya mal. Hay muchas personas que sufrieron mucho con el descenso, pasaron un momento horrible y el ambiente del futbol lo sabe, entonces hay que tratar de que se vuelva a la tranquilidad.
–Cuando ganás las elecciones, dio la impresión de que se terminaba con la vieja política.
–Fue la intención, pero fracasó. Nos fuimos al descenso. Nadie me puede decir que no se puede dejar de robar, sí se puede; que no se puede enfrentar a los barras, sí se puede. Ahora, me pueden decir que no se puede seguir manejando un club después de que te fuiste al descenso. No, no se puede.
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