Resignado y, hasta con un dejo de enojo… Asi se muestra Jorge Luis Burruchaga, dialogando en Con Estilo Rojo. Aquel campeón de todo lo que jugó en 1984, incluyendo Libertadores e Intercontinental, y que tenía “la ilusión lógica de alguien que quiere volver al Club que conoce y quiere” como el dice, con respecto a la elección del nuevo Entrenador. Y agregó que “ tenía la promesa de una reunión, hecha a mi representante, pero nunca me llamaron”. Sigue con la espina acerca de su etapa anterior como entrenador, en la que afirma que se hizo una buena campaña y que “no se lograron los objetivos porque Comparada priorizó hacer el Estadio a reforzar el equipo”.
Con respecto a la situación futbolística del último semestre afirma que “el equipo de Almirón tenía buenas intenciones, pero le faltaba equilibrio, y eso fue lo que le perjudicó. En el fútbol hay dos arcos, y hay que pensar en los dos. Cada técnico tiene su librito…”.
“Los resultados, la efervescencia del hincha y la presión del periodismo, que está complicado, llevan a que los procesos no se terminen”, asegura Burru, y agrega, con pesar, que“lamentablemente, de un tiempo a esta parte, los entrenadores somos el fusible que se cambia cuando no se dan las cosas”
Con respecto a la histórica manera de sentir el fútbol en el Rojo asegura que “el paladar negro marcó una buena época, pero hay que reconstruirlo, aunque no se da de un día para el otro. El ADN de Independiente es ese”, pero es consciente de que “el hincha quiere resultados. Las cosas cambiaron, nadie pensaba que se podía llegar a jugar en el Nacional B… Antes te exigían jugar de otra manera. Si te tirabas al piso te chiflaba toda la cancha..”.
Hablando de los entrenadores “jóvenes” dice que “hay una nueva moda de técnicos que dicen que juegan 4-3-3 y terminan atacando con un hombre solo. Vos podés jugar con un 4-4-2 y jugar bien, o podes parar un 2-8 y no hacerlo. Mas allá del esquema están las intenciones. Tenés algunos que dicen que son ofensivos, pero no ganan, y tenes otros, como Bauza, que hasta se ríe de las críticas, y consigue resultados, que son los que mandan”.
En cuanto al presente institucional añora “que esta Gestión haga que las cosas cambien. No es de un día a otro. Ya, en el año 95, cuando yo volví, con Hector Grondona, como Presidente, se notaba que no era lo mismo. Entonces, levantarlo, va a llevar su tiempo también. En principio, están saneando al Club y terminando el Estadio… faltaría lo deportivo. Sería bueno e indispensable jerarquizar el equipo con jugadores como Denis, al que yo dirigí en varios lugares”.
Los hinchas cuestionan la jerarquía de los jugadores adquiridos en el último libro de pases, pero Burru entiende que “la camiseta de Independiente no es para cualquiera. No es lo mismo jugar en un club más chico. Albertengo demostró que no le pesó. Hizo muchos goles y es un gran jugador. Eso es lo que necesita un delantero.”
Como anhelo final espera y dice “en algún momento voy a volver a dirigir Independiente. Creo que se va a dar. Ahora no se dio y tendrán sus razones…”.
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