"El 28 de noviembre de 1973, los rojos de Avellaneda doblegaron a la Juventus y alcanzaron su viejo sueño: la Copa Intercontinental... Pasaron ya nueve años de aquella inolvidable hazaña..."./ "DANIEL GALOTO".
"No sé si Van Praag pondrá algún inconveniente con respecto a la disputa del tercer partido final, que como ya sabemos se debe jugar en terreno neutral y en América. Si los hubiera, viajaría de inmediato a Italia para arreglar con los directivos de la Juventus. Eso es muy probable. Creo que con los italianos se arribaría en forma rápida a un feliz acuerdo. Es verdad que el año pasado se tramitó la realización del encuentro definitorio en la ciudad de Rotterdam. Claro, que la cantidad de dólares (300.000) era un buen negocio para nuestra institución y esa suma hubiera sido sin impuestos ni reducción alguna".
Mientras tanto, Teófilo Salinas manifestaba de regreso de un viaje por Italia: "He asistido a una importantísima reunión de la FIFA celebrada en la ciudad de Florencia. Allí se trataron los pormenores del pedido del Ajax para no jugar la Copa Intercontinental. El Comité Ejecutivo de la FIFA, por intermedio de la UEFA, desestimará la solicitud holandesa y por ende las finales se llevarán a cabo".
Al unísono, Independiente derrotaba por dos a uno al Olimpia de Honduras en su primera presentación por la Copa Interamericana, que finalmente ganaría. El Polaco Semenewicz y Mister Gol Magloni fueron los autores de los tantos.
La Revista Correo Independiente, en su número 42 afirmaba: "A Europa. Partieron rumbo al Viejo Mundo el presidente de Independiente, señor Oscar Tomás Sobral y el delegado José Epelboim. Lo hacen rumbo a Holanda -más precisamente hacia Amsterdam- donde discutirán las fechas de realización de las próximas finales mundiales. Los directivos rojos propondrán los días 11 de setiembre en Holanda y el 11 de octubre en Avellaneda. El tercer partido se llevaría a cabo en la ciudad de Porto Alegre, Brasil. Los holandeses no quieren jugar el eventual tercer encuentro".
Aquellas reuniones fueron infructuosas. El Ajax desistió de la competición y los directivos rojos tuvieron que dirigirse a Italia. El doctor Artemio Franchi, entonces presidente de la Federación Italiana de Fútbol, uno de los actuales vicepresidentes de la FIFA y presidente de la UEFA, los atendió con su habitual amabilidad...
Pasaron los días... Los meses...Franchi convenció a los dirigentes de la Juventus de Turín. "El Juventus acepta la disputa, pero en un único partido a jugarse en Italia. Nuestro campeonato italiano está en su etapa decisiva y un traslado a la Argentina podría causarnos trastornos y resentir nuestra chance".
Nuevamente el fútbol argentino debía claudicar y condicionarse a la estrategia europea. Los hombres de Avellaneda aceptaron el ofrecimiento. Y de inmediato se fijó la fecha: el 28 de noviembre, en Roma. En un principio, la UEFA manifestó que no daba caracter oficial al encuentro, pero posteriormente el doctor Franchi afirmó lo contrario.
Independiente se debatía en duros problemas futbolísticos y económicos. Hasta el punto de que su Comisión Directiva pidiera el cambio de condición de local en dos encuentros del Torneo Nacional ante Atlético del Tucumán y Chaco For Ever. El hecho provocó la indignación de los socios y los directivos tuvieron que salir al cruce prometiendo en un comunicado oficial un "Torneo Gratis para socios rojos". La Revista de Independiente sentención en su portada: "Para salvar el año debemos ganarle a la Juventus".
Curiosamente, para muchos, el equipo comenzó a mejorar en su juego. Con una aplastante demostración de potencia ofensiva vencieron el 18 de noviembre a Boca Juniors en Avellaneda por tres tantos contra uno. Los goles fueron señalados por Mendoza, Potente y Pavoni, en dos oportunidades...
Así lo expresaba Ricardo Daniel Bertoni: "Creo que hoy levantamos más nuestro nivel de juego. El equipo anda al pelo, por eso tengo mucha fe para el partido contra el Juventus. Sé muy poco de la 'Juve', pero confio en los mios para ese gran encuentro, en el que espero logremos por primera vez la anhelada Copa Intercontinental".
También Miguel Angel Santoro analizaba la situación: "Yo soy muy copero, pero la verdad es que a nosotros nos falta el toque final. Me siento con ganas de estar jugando ya este partido dentro de la cancha. Venimos viviendo la Copa desde el año '64 y hasta el momento no pudimos consolidarnos en la Copa del Mundo. Es una meta que anhelamos completamente y ahora de nuevo se nos presenta. Haremos lo humanamente posible para ver si podemos, de una vez por todas, traer la Copa para las vitrinas de Independiente...".
El director técnico Roberto Ferreiro ratificaba: "Lo principal es que tenemos que viajar cuatro ó cinco días antes para poder aclimatarnos porque allá vamos a tener que jugar en una temperatura de diez grados o tal vez menos, y ahí el frío se siente más".
Y los rojos marcharon. Pocos, muy pocos periodistas en Ezeiza. Pocos, muy pocos enviados especiales.
El utilero de Independiente, Santiago Torrado, proclamaría en ese momento una frase que quedaría guardada entre las más sobresalientes
del anecdotario de los de Avellaneda: "Ya vas a ver... Ya vas a ver... Ahora que nadie da un mango por nosotros, que nos vamos tan silenciosamente, vamos a traer la Copa. Ya vas a ver".
La mañana del 28 de noviembre de 1973... Avellaneda. Más de cien simpatizantes rojos deambulan por las cercanías de la Sede Social en la avenida Mitre al 400. Las radios y los televisores preparados. Las bromas de los "hermanos" académicos reiteraban conceptos sobre las derrotas de Independiente ante el Internazionale de Milán y el Ajax y el triunfo de La Academia sobre el Celtic, en Montevideo...
En un instante la ciudad queda paralizada. El relato de José María Muñoz por Radio Rivadavia y de Oscar Gañete Blasco por Canal Siete invaden la escena.
Estadio Olímpico de Roma. Trescientos marineros de la Fragata Libertad, cincuenta argentinos residentes en Italia y quince simpatizantes que viajaron con la delegación presencian cómo Independiente le juega de igual a igual al temible Juventus. Los marinos le habían pedido esa mañana al Papa Paulo VI una ayudita en favor de los rojos.
Los italianos ceden la iniciativa a los argentinos. Prefieren el contraataque, que se hace muy preocupante. Así los europeos fueron perdiendo ritmo y el trámite tuvo la cadencia de los toques y las gambetas rojas. Miguel Angel Santoro comandó la línea de fondo que dejó en los primeros veinte minutos cuatro veces en off side a los delanteros del Juventus. De esta forma fue transcurriendo la primera etapa. Tímidamente, Independiente iba tomando confianza. La ilusión se mantenía latente...
El árbitro belga Delcourt cobró a los dos minutos del complemento un penal a favor del Juventus por foul de Rubén Galván a Cuccuredu. Este mismo lo remató alto, quizás porque Santoro se había movido hacia su izquierda. El italiano quiso cambiar sobre la marcha y elevó el disparo.
En Avellaneda aquella fue la primera imagen del segundo tiempo que se vio por televisión. Como el corte publicitario había sido muy largo, la transmisión se reinició con el momento en que Cuccuredu elevaba el penal. Pareció premonición. Hubo abrazos. Besos. Gritos. Festejos. Y después, nuevamente el silencio. Pasaban los minutos, el cero a cero se mantenía. Santoro era figura y los palos colaboraban en el intento. También los rojos estuvieron cerca de la conquista con disparos de Maglioni y de Bertoni. Pero habría de ser ese pequeño pibe, de poblada cabellera roja, el que con la astucia propia de los grandes cracks, grabaría para siempre su nombre entre los inolvidables del fútbol argentino.
Hubo una jugada en la que pudo ser gol de Maglioni. Se perdió... La pelota fue hacia el campo de los rojos. Allí la interceptó Commisso, quien la cedió para Balbuena. La devolución del Mencho para el marcador lateral y el toque de éste hacia Perico Raimondo. A Bertoni..
A unos viente metros de la línea central la recibe Bochini, el gran protagonista de esta historia, elude a Salvadore, avanza un trecho y entrega a Bertoni. La pared de izquierda a derecha regresa la pelota a Bochini, sobre la izquierda del área italiana. Morini no llega a impedir el remate que sutilmente ha generado Bochini introduciendo su botín como una pala en la pelota, levantándola sobre la cabeza del invicto y experimentado Zoff. El mismo que hace meses lograra con Italia el título mundial de 1982 en España. Salvadore asiste en primera fila a la definición del duelo... ¡Es el gol decisivo!
En Avellaneda se detuvo el tránsito. Los hinchas invadieron la Avenida Mitre... De los balcones salían eufóricos cientos de puños cerrados. Sólo faltaban diez minutos y el inalcanzable sueño se habría cumplido.
Fueron los más largos en toda la historia de Independiente, pero pasaron. Y al unísono José María Muñoz y Oscar Gañete Blasco repetían lo que parecía increíble: "¡Independiente campeón del mundo!, ¡Independiente campeón mundial!".
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Las radiofotos de ANSA coparon las primeras planas. Las revista deportivas reflejaron intensamente el suceso. Las fotos de Julio López en Correo Independiente... GOLES premió a los flamantes campeones con un poster color, que aún hoy es posible ver en los talleres y bares de Avellaneda. Pavoni encabezó la vuelta olímpica, le siguieron Bochini, Semenewicz, Miguel Angel López, Balbuena, Rubén Galván, Santoro, todos los demás... Y otra vez Pepé marca la tonalidad de los comentarios: "Se nos tenía que dar. ¡Tantos años detrás de esta bendita Copa!". Leandro Iglesias, el hermano del entonces Intendente de Avellaneda -Herminio Iglesias-, se abraza con el arquero. En esa ciudad, el Intendente hace suya la fiesta junto a su Director de Suministros, Di Giuseppe; el secretario del Concejo Deliberante, Della Villa y el subsecretario privado, Alberto Recio. La sede de los rojos ya ha sido invadida ´por los simpatizantes, cuelgan banderas de los balcones, el papel crepé rojo sirve de improvisado estandarte; mientras los altoparlantes repiten el gol en la voz de Muñoz, las bocinas no dejan de tocar saludando al nuevo rey ecuménico. Independiente producía la hazaña inédita y no reiterada hasta el presente, de ser el único equipo argentino que ganó las tres Copas (Libertadores de América, Interamericana e Intercontinental, en el mismo año y que las tuvo en su poder al mismo tiempo).
Del Estadio Olímpico los jugadores de Independiente marcharon rumbo a la Casa Argentina en Roma, ubicada en la Vía Veneto. La misma sirena que los marineros de la Fragata Libertad llevaron para alentarlos durante el partido, los recibió alegremente. La fiesta se prolongó toda la noche... La madrugada del 29 amaneció con lluvia. Balbuena, Raimondo y Mendoza hacen planes estudiando las posibles ofertas, que -ya se comenta- nacieron en Francia. Algunos aprovechan, pese al temporal, la mañana para hacer algunas compras (una inevitable para todos fueron los diarios de ese día) y un reducido grupo visita el Vaticano. Horacio Aiello de Canal 11 y Crónica conversa con un hincha. A las once de la noche, los rojos comienzan a ingresar al Aeropuerto Leonardo Da Vinci. La Copa Intercontinental da ribetes dorados a sus figuras. Varios tifosi quieren tocarla... Hay una demora de más de tres horas y media. Por fín, cuando es las cuatro de la mañana parte el avión de Alitalia.
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Cuando arriban al Aeropuerto Internacional de Ezeiza, un sinfín de periodistas los aguardaban... Miles y miles de simpatizantes rojos con banderas, bombos y estandartes los recibieron con el grito más fervoroso. Bochini y Bertoni eran los más requeridos para las fotografías. Los cantos ya presagiaban el cierre de la historia: "¡Qué vamo' a dar la vuelta en la cancha de Perón!".
El domingo siguiente Miguel Angel Santoro asomó con la Copa, dorada y brillante, desde el túnel visitante del estadio de racing- Era el clásico de barrio. Los rojos se dieron el gusto de dar la vuelta olímpica allí. Después, vencieron tres a uno-
Desde entonces un nuevo himno saluda aquella inolvidable conquista: "Independiente, campeón glorioso.../ Independiente, campeón mundial.../ Independiente, los Diablos Rojos.../ Dignificaron al fútbol nacional". (Federico Scatenna).
Aquella tarde del 28, estamos seguros, Herminio Sande dejó caer una lágrima desde el cielo...
Nota publicada enlaRevistagoles, noviembre de 1982, por Daniel Galoto, incluida en el libro MemoriasdelDecanoRojo
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