Por Facundo de Palma para Clarín
La crisis que sufre la AFA figura en la agenda del gobierno nacional. Entre la herencia del kirchnerismo, Fútbol para Todos es una de las complicadas por el dinero que debe destinarle anualmente pero sobre todo por el enigma que resulta apuntalar la llegada de fuentes privadas de financiamiento sin perder la gratuidad en la televisación de los partidos hasta 2019, una de las promesas que Mauricio Macri realizó en el tramo final de la campaña electoral. Por ello avanza, aun con pie de plomo, y mientras la dirigencia del fútbol debate sobre la Súper Liga, en la Jefatura de Gabinete ya se preparan los pliegos para licitar los derechos sobre el fútbol a privados y así licuar la carga de subsidios. Pero el Gobierno, y el propio Mauricio Macri, también se involucra en el ritmo político de la AFA.
Daniel Angelici es el monitor por el cual en el Balcarce 50 se sigue lo que sucede en Viamonte 1366. El titular de Boca es uno de los impulsores de la liga profesional, aliado con Rodolfo D’Onofrio, Víctor Blanco y el tándem sanlorencista Lammens-Tinelli. Lammens, como tesorero de la AFA, visita asiduamente a Fernando de Andreis en Casa Rosada, y Tinelli estuvo semanas atrás reunido con Macri en Olivos, cuando el conductor hasta jugó con la pequeña Antonia y pareció quedar atrás el enojo del jefe de Estado por la presencia de Scioli en ShowMatch en el cierre de la campaña de octubre. Más tensa fue la charla de Macri en Olivos con los tres líderes de la CGT para intentar evitar la marcha del 29 de abril. Allí estuvo Hugo Moyano, convertido en los últimos tiempos en un jugador clave en la AFA, primero como impulsor de candidatos (Luis Segura) y en lo que viene como postulante. Es el mismo Moyano que se cruzó, como gremialista, en la política laboral del Gobierno. Por ello el oficialismo tendió puentes en los últimos días con Moyano, primero con un funcionario de apellido pesado en uno de los clubes más grandes, y después desde la propia Rosada. Le propusieron, dicen, que lidere la CGT unificada (y tenerlo de aliado). Así, la carambola lo llevaría a bajar la guardia en el fútbol. Moyano, mientras tanto, sigue al frente de la resistencia de la liga en la AFA y camino a ser candidato a presidente para competir con Tinelli: “Si los muchachos me lo piden”, insiste. Y hay muchachos que se lo piden en detrimento de su yerno Claudio Chiqui Tapia, quien tiene votos pero no consenso para ser candidato.
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