Comple-tísima nota a Ariel Holan en Clarín hoy 24-5-17, con varias seccio-nes.- El DT ha sido un acierto, el equipo responde e Independiente se ilusiona, aún partiendo de una base de puntos muy floja generada en la gestión del anterior DT Gabriel Milito.-
¿Qué tiene de bueno y qué tiene de
malo que el técnico sea tan fanático de Independiente?
-No se puede ser hipócrita: nosotros
nacemos con una pelota y una camiseta en un país futbolero como el nuestro y el
club de mis amores es Independiente. Poder lograr a esta altura de mi vida
hacer coincidir al corazón con la razón es algo maravilloso, inolvidable y es
la experiencia más movilizante de toda mi vida. Pero mi primer amor es con mi
profesión. Hace más de 40 años que soy entrenador, genérico, no importa de qué
deporte. Me siento entrenador, todos los días que me levanto pienso como
entrenador y cuando me acuesto pienso como entrenador. Y si me muero y vuelvo a
nacer sería de vuelta de entrenador. Además, siempre que dirigí, en el hockey o
en el fútbol, fui hincha del club que me estaba dando la oportunidad laboral.
-¿Y qué tiene de negativo?
-Nada, nada.
Ariel Holan, 56 años. Padre de dos
hijas y abuelo, habla con ganas y convicción. Más allá del invicto de 12
partidos (seis triunfos y seis empates) que lo deja a uno del récord de
arranque de Miguel Brindisi (sus 13 primeros encuentros en 1994), de la
actualidad del equipo y de la respuesta del hincha, se lo nota enamorado de una
idea. Una idea que no quiere callar.
-¿Te encontraste con muchos
prejuicios por venir del hockey?
-No directamente. Pero más allá de
sentir una discriminación o no lo que veo es una falta de debate, el que
deberíamos darnos los que queremos progresar en esta profesión. El debate de la
tecnología, el conocimiento de todos a partir del intercambio, de lo que
podamos compartir, como se hace en el rugby, el hockey, el básquetbol o en el
vóleibol.
-Se habla mucho del murmullo de la
platea de Independiente. ¿Cuánto hay de mito en eso? ¿Se puede trabajar en un
fútbol tan impaciente?
-Es que el fútbol no es un deporte
serio porque se cree en las soluciones mágicas, en los resultados espasmódicos,
y eso le hace mucho daño porque no hay proyectos. Y al no haber proyectos las
instituciones entran en crisis, pagan más entrenadores por año, tiene déficits
operativos, se acumulan futbolistas por las dudas para que no triunfen en otro
lado. Es todo un sistema que hay que debatir. Pero lo primero que hay que
desmitificar es que si gano soy un crack y si pierdo soy un idiota, eso no es
un proyecto deportivo.
-¿Sentís que esa impaciencia puede
tener plazos?
-No me puedo eternizar como técnico
de Independiente si no logro resultados, pero tampoco se puede pretender que
alguien en seis meses haga una revolución. Este es el debate que hay que
instalar y no si uso drones o si tengo un carro de golf con tecnología. El
fútbol así como está termina con clubes fundidos, con muchos futbolistas
frustrados y con entrenadores que se tienen que transformar en magos.
-¿Qué sentís que conseguiste hasta
acá en el club?
-Voy a datos de la realidad:
Independiente hizo un ahorro presupuestario muy grande este semestre. Tenemos
un plantel muy justo porque sólo se podían hacer dos incorporaciones. Y por
otro lado Independiente se capitalizó enormemente. En el mercado de junio, si
quisiera hacerlo, puede vender por más de 40 millones de dólares. Además, ya
conseguimos dos de los objetivos que nos habíamos trazado. El primero era ganar
partidos importantes, y lo hicimos en Rosario, en Córdoba, el clásico... Hemos
vuelto a poner a Independiente como un equipo muy competitivo que puede perder,
empatar o ganar. Y estamos peleando la clasificación a la Copa Libertadores,
tratando de pasar de fase en la Copa Sudamericana y pasamos de ronda en la Copa
Argentina. Pero pensar que vamos a salir campeones en este semestre está más vinculado
a la magia... no sería razonable.
-¿Cuál es la decisión que tomaste de
la que estás más orgulloso?
-Haber hecho coincidir el corazón
con la razón. Por lo que yo siento por Independiente, quiero que cuando entren
a un campo de juego mis futbolistas sientan al club como lo sentimos todos. Si
hay futbolistas que por el motivo que fuere consideran que su carrera tiene que
tomar otro rumbo, tienen que irse. La primera condición es querer vestir la
camiseta de nuestro club, que es muy gloriosa a nivel nacional e internacional.
-Se nota un cambio en el
convencimiento de muchos jugadores. ¿Cómo se consigue eso?
-Lo que yo hice fue armar un grupo
que consideraba que iba a estar en consonancia con esa idea, pero el gran
mérito es de ellos de llevarlo a la práctica. El compromiso, la actitud y la
intensidad salió de los futbolistas y no de mí. Por eso a mí me da un tremendo
orgullo y me emociona ver cómo se brindan más allá de un resultado. Porque para
mí el resultado es ese: poner en cancha un equipo que brinde eso. Y me da
motivos de admiración, agradecimiento y de orgullo de ser su entrenador.
-La mira parece puesta en volver a
la Copa Libertadores. ¿Ese es el gran objetivo?
-Yo creo que el primer objetivo para
este semestre es terminar una gran evaluación del plantel. Hay chicos que
teníamos que recuperar, hay chicos jóvenes que se incorporaron al plantel y
había que ver cómo toleraban las cargas de un equipo de Primera, y también
teníamos incorporaciones que había que ver cómo se adaptaban al equipo. Ojalá
podamos sostener esta base porque va a ser muy importante para el futuro. Había
que tener un equipo muy competitivo que empezara a ganar partidos importantes.
Eso trae un nivel de competencia que te acerca a resultados que van más allá de
ganar un partido, de ahí viene la clasificación a las copas... Todo ese terreno
es el que tiene que preparar Independiente para que en un futuro no muy lejano
pueda levantar una copa.
-¿Y después de Independiente, qué?
-Crecer en mi profesión y disfrutar
de esto que es una bendición de Dios, que me puso en este lugar. Para mí, con
el nacimiento de mis hijas y de mi nieto, es lo más lindo que me pasó en la
vida.
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