Por: Rodrigo Tamagni, rtamagni@playfutbol.com.
Hay que dejar de velar al "Rolfi" para buscar soluciones. Pisanito parece que aún no pegará el estirón y Aquino aún es una gran incógnita. En todo esto, Mancuello termina siendo el principal afectado sin un cómplice en el toqueteo. Mientras nosotros miramos siempre para adentro, otros viven intentando sanar la espina de los 23 partidos de distancia como sea.
Convivir con el recuerdo futbolístico de Daniel Montenegro va a ser el primer gran karma que deberá sanar Jorge Almirón. Quedó en claro el día que explotó la noticia de su separación del plantel. Se volvió a ratificar en el clásico. El equipo, en este corto trayecto de partidos veraniegos y con la dureza lógica de la pretemporada, no le respondió en ofensiva. Tampoco en defensa, pero ese es un problema ya viejo.
Debemos dejar de velar al "Rolfi" para empezar a buscar soluciones. Enviudar y mirar a futuro. Ante eso, las primeras conclusiones surgen de estos magros encuentros estivales. Y lo que más preocupa es que el principal afectado en toda esta situación es Federico Mancuello. Las obligaciones del capitán no son las mismas en la generación de juego y ahora tiene que tirar el centro e ir a cabecear. Los equipos rivales saben que la pelota inicia en él y termina en él. Facilitamos las cosas para marcar a nuestro as de espadas.
Para colmo, Pisanito parece que no está todavía para pegar el estirón y ser Pisano. Aquino aún es una incógnita, pero tampoco viene de descollar en Godoy Cruz. Y en este análisis, sin caerles por demás a los nombres que deben hacerse cargo de crear el circuito de juego, se debe tener en cuenta el famoso factor psicológico.
Seguramente Independiente sea uno de los equipos del país donde más cuesta ponerse la camiseta de '10' o conductor. Como en Boca puede exigirse por demás a los marcadores centrales, en el 'Libertadores de América' la historia recae por completo en los hombros del que lleva la pelota. Por ende, no sólo se necesita de condiciones, sino de un temperamento especial. Esto es algo que Almirón debe tener en cuenta.
Encima, esta exasperación extrema del hincha por la tirante relación con el entrenador (hecho que deberemos analizar en otra ocasión), se profundiza cuando la primera variable para darle una refrescada al equipo es Martín Benítez. Todo esto, mientras el '23' continúa trotando en Villa Domínico. Esta fascinación de Almirón con Benítez es el mejor ejemplo para sentarse en la mesa con el DT y discutir que el vértigo sin un pensamiento previo sirve de muy poco.
Ojo, no confundamos: la ausencia de Montenegro no tiene relación estrictamente directa con el resultado final. Pero sí con lo visto en el campo de juego, el trato del balón y el cómo.
Ante todo esto, mientras nosotros nos preocupamos por los problemas propios, como siempre. Otros festejan el fútbol playa en ojotas y luego les caen pesados los porotos que están en juego, como siempre, como en esos 23 partidos de distancia.
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Edición: Independiente el gran campeón!
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