Más allá de la victoria ante Rosario Central por 1-0, que confirma la mejora que la habilitación de los refuerzos le dió al equipo que conduce Julio Vaccari,sin ninguna duda, la foto de la jornada es esta: La popular Norte o Santoro Baja, que fue el objeto de una encarnizada lucha proveniente de la política nacional, entre quienes querían que el partido de jugara normalmente (que es lo que hubiera correspondido) y quienes con oscuros intereses (¿Quizá un pasito más hacia la privatización del club?) pedían a los gritos que se juegue sin público. Como sabemos, recién a las 2:30 ha AM de la madrugada del propio día del partido (que daba comienzo 15:30 hs) la Jueza Bonafine, titular del Juzgado de Garantías Nº 1 de Avellaneda-Lanús, disponía que el partido se jugara con público, pero con un aforo reducido al 50% de la capacidad de las populares bajas Pavoni y Santoro, lo cual obligó al club a dar de baja los bonos ya emitidos y disponer un nuevo registro de solicitudes que dió inicio a las 10:30 hs. Está claro que quienes tenían por ejemplo pensado venir desde lugares como Mar del Plata o Rosario o sitios más lejanos, que ya no podrían hacerlo por una cuestión de disponibilidad de tiempo material para hacerlo. Ambas populares mostraban un recinto vallado custodiado por agentes de seguridad, llamado popularmente "corralito", en los sitios donde realmente (en el caso de la sur) o hipotéticamente (en el de la Norte) habrían ocurrido los desplazamientos de bloques.
El mismo panorama, podemos ver en la Pavoni baja o Sur baja. Un "corralito" delimitado por vallas y agentes de seguridad. En mi opinión, dada la contundencia del informe técnico que integraba el expediente (buscarlo en otra nota de este blog) , el fiscal Zitto no tenía ningún elemento para apoyar su pedido de que se juegue sin público, y el público de Independiente no debió haber sido sometido a esta incertidumbre fatal, finalmente traducida en el perjuicio de la merma de público asistente. Está claro que Independiente será perseguido hasta que acceda a los deseos vehementes de figuras políticas como Macri o Milei de verlo convertido en una SAD. Varias agrupaciones, entre ellas las tradicionales Lista Roja y Agrupación Independiente, han emitido comunicados oponiéndose a las SAD (también publicadas en este blog) , y es de esperar que no cesen en su defensa de lo que el club es, fue y debería seguir siendo: una sociedad civil sin fines de lucro que, bien conducida, fue sin dudas la mejor institución del mundo en el siglo pasado.
La Foto muestra la precariedad del recinto o corralitos demacados con vallas. Por fortuna, el público de Independiente dió muestras una vez más de su corrección y respeto por los intereses del club y en ningún momento intentó derribar o invadir esos corralitos, en cuyo caso el club pudo haber recibido senciones mayores. De todos modos, y a pesar de que soy de la idea de que el estadio estaba en óptimas condiciones para recibir a la totalidad de su capacidad de hinchas, lo ocurrido debe servir como toque se advertencia para agotar y si se quiere sobre agotar las tareas de mantenimiento cotidiano para que podamos seguir llamando "Majestuoso" al Estadio Libertadores de América Ricardo Enrique Bochini. No tengan dudas de que el daño a nivel imagen generado por la difusión de las imágenes de los bloques desplazados es cuantioso y hay que evitarlo.
El ambiente exterior, lógicamente, estaba caldeado por la incertidumbre generada y el malestar de tener que reservar nuevamente un bono. Ya el día anterior, habían aparecibo afiches contra la dirigencia, y también pasacalles apuntando específicamente al presidente Néstor Grindetti y al Secretario General Daniel Seoane. Durante el partido, se exhibieron dos banderas en la Bochini alta, de fondo blanco con letras negras, una que decía "El club no se vende" y otra donde se insultaba al presidente Grindetti. Ambas fueron bajadas forzosamente por el personal de seguridad. En el momento previo al inicio del partido, cuando la fortísima música que partido a partido se emite por los parlantes dió un mínimo respiro, se pudo escuchar como de todo el estadio surgió el grito de guerra: "El rojo va a salir campeón el dia que se vayan todos los .... de la comisión". En cuanto a las banderas, se pudo ver la de Hurlingham dada vuelta en la Erico alta, y la que decía "El club no se vende" no debió haber sido retirada, ya que de ningún modo constituía un agravio para nadie sino una legítima expresión popular en términos populares.
Del partido, que debería haber sido el objeto principal de los comentarios, queda para destacar que los refuerzos han potenciado sin ninguna duda el rendimiento del equipo. Lo cual pone en evidencia cuan perjudicial fue la demora en habilitarlos. Independiente tuvo un gran primer tiempo, de la mano del despliegue del chileno Loyola, de las subidas por la derecha de Vera, de la habilidad de Luna y de la firmeza de ambos zagueros, Laso (volvió a jugar como para seguir siendo titular) y Lomónaco, que volvió a marcar, a los 17 del primer tiempo, aprovechando un balón que le bajó Loyola en el área y definiendo con sapiencia, a un palo del arquero y no a su cuerpo. El segundo tiempo no tuvo la misma intensidad, pero aún así Independiente justificó su victoria y supo manejar el partido. Rosario Central llegó muy pocas veces a inquietar a Rey, pero el 1-0 siempre es escaso margen y sobre el final, afortunadamente Laso apareció sobre la línea del arco para despejar un balón que había superado a Rey y tenía destino de red. El pitazo final de Rapalini (mal arbitraje con exceso de amarillas) dió rienda suelta a la alegría del hincha de Independiente, que pidió a los gritos una victoria el domingo en el clásico ante Rácing (a las 17 hs en el Cilindro).- El autor de esta nota, Fernando Gil, sonriente en la espera de los protagonistas en la sala de conferencias de prensa post partidos. Por Central hablaría el DT Matías Lequi, en tanto que por Independiente estuvieron el DT Julio Vaccari y el jugador Joaquín Laso (notas trascriptas aparte).-
Más allá de la alegría por la victoria, queda el sentimiento de pena por los hinchas que, por esta irrazonable medida judicial de reducir el aforo, no pudieron estar presentes. Esperemos que en el futuro, no tengamos que volver a padecer de estas situaciones.
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