Fernando Langenauer, coordinador de la pensión de Domínico, despidió a Barco con una carta abierta que a continuación reproducimos:
" Siempre será un pibe de Pensión
Hace casi un mes que tengo la necesidad de escribir, de escribirte, de que todos sepan quien sos, y por lo que pasaste.
En poco más de un mes se cumplirán tres años de mi llegada al club, a esa vieja pensión en ruinas. En un metegol, había siempre dos hermanos que desafiaban a quien se les presente, Cristian y Ezequiel, dos pibitos de un pueblo cercano a Rosario, que habían llegado hace un mes de la mano de Jorge Griffa, que te pintaban la cara.
Ezequiel, el mayor, era bicho, bravísimo, los primeros días ya estuvo metido en un lio. Le hablabas y te miraba de reojo, bajaba la cabeza, te escuchaba, pero uno por adentro sentía que en cualquier momento se la volvía a mandar.
Ezequiel jugaba en 7ma, usaba la 10, el primer amistoso de ese año fue con Gimnasia de La Plata de visitante, anduvo muy bien, pero en el predio Tripero no había agua y no se pudieron bañar, llego a la pensión todo sucio y empezó a cambiarse en el pasillo, uno de los coordinadores observaba la situación, él lo miro y le ofreció el par de medias lleno de barro con él que acababa de jugar su primer amistoso en las inferiores del club. La esposa de este Coordinador de Pensión, juega con las medias de Ezequiel en su equipo de fútbol femenino.
Las viejas butacas de la doble visera, que rodean la cancha 1 del Predio de Dominico, fueron testigo de los momentos más difíciles de Ezequiel en el club. Una lesión en su rodilla, lo tuvo 4 meses fuera de las canchas, en el medio, su hermano Cristian se volvió a su casa en Galvez. Cada tarde, la rutina se repetía, se subía al micro en la puerta del Hotel en Constitución, la pensión estaba en plena reforma, llegaba a Dominico, iba al departamento médico y se sentaba frente a la cancha 1, con la mirada triste y perdida, a mirar el entrenamiento de afuera. Te sentabas con él a conversar, y te decía una y otra vez: “Me quiero ir a mi casa”. Muchos profesionales de la Pensión y el futbol juvenil, estuvimos encima de él, escuchando, aconsejando, conteniendo, y logramos que se quiera quedar a pelearla. Volvió para los últimos partidos del torneo, y le alcanzó para que lo eligieran el mejor jugador de la categoría.
Era un atorrante, no le gustaba estudiar, para llevarlo a la escuela a la mañana, era una batalla para que se despierte, eso sí, jamás faltaba. Quería ir todos los partidos de alcanza pelota, y negociaba con él para que vaya a estudiar a la sala de estudio, toda la semana. Le gustaba mucho mirar fútbol e ir a la cancha a ver los partidos del rojo de local, le encantaba el futbolista Aquino, lo insultaba todo el estadio, y él decía: “Va para adelante y gambetea, me gusta”.
Para el cierre del 2015, fue de los últimos en irse, porque se quedo a rendir materias, y el 23 de Diciembre, rendía Ingles, que por supuesto no sabía una palabra, si aprobaba pasaba de año. Durante varios días preparo un speech de 5 minutos, que memorizó e iba por todo el predio repitiendo en vos alta. Cuando se presenta esa mañana en el Enca de Avellaneda, se encuentra con que el examen era escrito y no oral, se quería morir. Estuvo una hora convenciendo a la profesora que le tome oral, que es lo que había estudiado, le tomó y aprobó. La felicidad de ese chico por pasar de año, pocas veces la vi. Fue el click que necesitaba para el 2016.
Volvió a la pretemporada con todas las pilas, y esa 6ta división tuvo un gran arranque, el estaba intratable, con mucha confianza. Al poco tiempo lo llamo Fernando Berón para entrenar con Reserva y enseguida fue a entrenar a primera con Gabriel Milito.
Recuerdo que me llamo el Gerente de Fútbol Profesional, que no lo conocía, que iba a venir a la pensión, si yo se lo podía presentar. Nos sentamos los 3 en el comedor, y le ofrecieron firmar su primer contrato, él no podía creer lo que pasaba. Lo acompañe a su habitación, nos abrazamos y lloramos, fue el momento más emotivo que me toco vivir con él.
Muy generoso con sus compañeros, chicos que no tenían botines, el los llevaba a la marca que lo Sponsoreaba para que se elijan lo que les hacía falta.
Semanas después, debutaría en Primera, y le dedicaría a los chicos de la pensión su primer gol contra Godoy Cruz.
A los pocos días, se fue a un departamento con su papá, y al tiempo, tuvo su Fiesta despedida de la pensión del club, donde se lo vio muy conmovido, abrazado a todos sus compañeros y amigos de la pensión, con la presencia también de los jugadores del plantel profesional.
Lo que sigue todos lo conocen, la semana previa a la revancha en el Maracana me dijo: “Tranquilo, traemos la Copa”.
Suerte en esta nueva etapa de tu vida, querido Ezequiel, para nosotros siempre serás un pibe de pensión."
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