Por Favio Verona en Olé.-
Doble falta
Ezequiel Barco tampoco se presentó a la práctica de este viernes y tiene la decisión tomada de irse. Hace algunos días, ya se lo disparó a Hugo Moyano: "Me quiero ir".
Con apenas 18 años, el juvenil se atrevió a encarar al presidente del club con la misma irreverencia que exhibe en la cancha. A apenas un año y medio de su debut, desea emigrar a Atlanta United de Estados Unidos, equipo que es dirigido por Gerardo Martino. El jueves, cuando Independiente regresó a los entrenamientos en Villa Domínico, el futbolista faltó en señal de protesta. La dirigencia lo intimó, pero no lo amedrentaron: este viernes tampoco participó del primer turno de entrenamiento e intentarán convencerlo de que se presente al segundo, que será por la tarde en Domínico. La joyita tiene pensado seguir ausentándose hasta que le den vía libre para emigrar.
Antes de las finales de la Copa Sudamericana ante Flamengo, los dirigentes le habían asegurado que lo iban a vender a Atlanta por 12.000.000 de dólares. Tras la consagración, Pablo Moyano cambió de opinión y exigió 24.000.000. Los norteamericanos se estiraron hasta 13.000.000 más 3.000.000 extra que podrían abonarse si el jugador cumple determinados objetivos. En Avellaneda consideran que el monto es insuficiente. Barco está en llamas ante el incumplimiento de la promesa. Allá le ofrecen un contrato de 1.500.000 anuales, una cifra que en Independiente no pueden pagarle.
Los directivos harán todo lo posible para sacarle el mayor rédito a la transferencia. La estrategia será dilatar las negociaciones ya que al no haber otro pretendiente es más difícil elevar la cotización del futbolista, que quiere marcharse para salvar económicamente a su familia. A Barco le queda un año y medio de contrato en el Rojo y no tiene cláusula de salida. De todas formas, los directivos saben que cuando la voluntad de un jugador es marcharse, es muy difícil retenerlo.
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