Ezequiel Barco estuvo en La Cocina del Rojo, dialogando con Borsa: “Repetí 5° y 6° grado, mi cabeza siempre estuvo en jugar a la pelota.- Nunca tuve apodo hasta que llegué a la pensión de Independiente y me pusieron Turri.- El pastel de papa que hacía mi vieja era mi comida favorita.- Me probé en Gimnasia, Ferro, Argentinos, Banfield, Boca, River y no quedé en ninguno, decían que era muy chico de físico.- Cuando me subieron a primera con Figal tuve varios roces, me atendía seguido..jaja.- Cuando un grupo está unido se nota dentro de la cancha, y eso pasó en la Sudamericana.- En el partido con Nacional de Paraguay de visitante me sentí importante y de ahí en adelante levanté mi nivel.- En la final contra Flamengo lo de la gente fue increíble, se me puso la piel de gallina, entrabas a la cancha y te querías comer al mundo.-"
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