En Avellaneda, venció 1-0 a Defensa y Justicia por una buena definición de Benítez y obtuvo su sexto triunfo al hilo (uno por Copa Argentina) desde que Pellegrino es el DT. El Rojo se puso a cinco puntos de los líderes Boca y San Lorenzo.
Por Adrián Michelena para CLARÍN, 15-8-15.
El fútbol es cambiante y las opiniones, muchas veces acomodaticias, van al ritmo de los resultados. Es fácil hablar, escribir de Independiente hoy en día. La racha triunfal de seis victorias al hilo (una de ellas, ante Español, por Copa Argentina) que lleva el Rojo obliga a agudizar la mirada para analizar este presente, cosa que no es tarea de los hinchas, quienes ayer deliraron con el triunfo ante Defensa.
Ya nadie se acuerda (al menos por estos días) del tan mentado paladar negro. Ya nadie enfatiza que el técnico, Mauricio Pellegrino, tiene conceptos en su librito más emparentados con la escuela bilardista, que otra cosa. Porque a este Independiente ganador se le aplauden cosas que sólo se aplauden con los triunfos. Es un equipo prolijo el Rojo, lucha con entusiasmo y tiene un atributo que lo distingue: se acostumbró a ganar sin asumir grandes riesgos.
A simple vista, nobleza obliga, Independiente ocupa mejor los espacios que cuando lo dirigía Jorge Almiron. Antes la misión de los jugadores locales era defender chacras. Hoy, en cambio, cada uno tiene que cuidar su quintita. Ayer se pudo ver bien que ni estando en ventaja, ni el empuje de su gente, cambiaron la idea de defender primero para atacar después. Por eso, se destacó Jesús Mendez, el administrador de pelotas que tiene este equipo. Le faltó vértigo en la mitad, aquel de los tiempos de Mancuello (ni siquiera fue al banco), pero apareció Benítez, que anda derecho: ayer volvió a convertir. Queda claro: a esta altura de este breve ciclo de Pellegrino resulta el futbolista más influyente y desequilibrante.
Hubo algunos desacoples en el fondo, principalmente. Quedó en evidencia cuando Ciro Rius y Delgado tuvieron chances inmejorables para llegar al gol en el primer tiempo. Pero zafó el Rojo gracias al Ruso Rodríguez, quien se hizo inmenso cuando más lo necesitó su equipo. Para enmarcar fue el tapadón que ofreció en el complemento con el botín derecho ante un remate cruzado de Damián Martínez.
Tuvo sus ratos el partido. Independiente dominó. Y también demostró que está aprendiendo a sufrir sin traumas de otros tiempos. Ya no se siente tan incómodo cuando se ve obligado a hacer equilibrio en la cornisa. Pero también es cierto: no jugó bien. Y -por momentos- padeció a un Defensa intenso, que afronta su brava lucha por la permanencia con audacia.
El gol de Benítez no hizo más que graficar dos realidades. Defensa perdió la pelota en la salida porque está diseñado para eso, para salir jugando por abajo, y el Rojo aprovechó el error gracias a la presión de Méndez, el Jesús de Independiente, y a la picardía del pibe del club, quien eludió al arquero para definir. Lo que vino después fue un partido en el que Independiente no la pasó tan bien porque no pudo tener la pelota. Por eso, aquella salvada por mérito del travesaño ante un zurdazo de Delgado se festejó como un gol.
En el complemento, Independiente se encontró con más espacios para atacar, pero no los aprovechó. Defensa fue, intentó. Pero falló en la definición. Independiente, de algún modo, le dio una vida más al Halcón. Pero los de Florencio Varela no consiguieron la resurrección con el empate. Por eso, también, la fiesta de los resultados sigue teniendo su escenario en el Liberadores de América.
"CLARÍN"
Trascripción: Independiente el gran campeón!
No hay comentarios.:
Publicar un comentario